Son cuatro hojas, impresas de un solo lado y guardadas en un sobre papel madera, donde se ven básicamente números y barras. Y aunque no lo digan explícitamente, agitan un fantasma político: la vuelta de Cristina Kirchner (o algún ladero K) al poder en el 2027.
¿De qué se trata? De cuatro encuestas que tiene la mesa chica del macrismo, con datos de cara a la elección porteña del 18 de mayo. Allí, la intención de voto de Unión por la Patria, con el diputado Leandro Santoro como probable candidato, lo pone mano a mano con el PRO y con La Libertad Avanza. Debajo, alejado pero con un porcentaje considerable, se ubica un ex que quiere volver: Horacio Rodríguez Larreta.
«Si comparás los números históricos del PRO en la Ciudad, hoy nuestro apoyo se divide en tres. Lo que medimos nosotros, más lo que miden los libertarios y Horacio. Por esa división en tres, es que el kirchnerismo podría ganar la elección, con todo lo que eso implicaría, incluso a nivel nacional y económico», describe con tono de alarma uno de los principales armadores amarillos en el distrito.
Como adelantó Clarín, hasta hace una semana, el escenario porteño aparecía partido en cuatro: el macrismo, los libertarios y el peronismo K con porcentajes similares, más un resto de otras fuerzas más los indecisos.
Con el lanzamiento de Larreta como candidato a legislador por su Movimiento al Desarrollo (MAD), el PRO entró en estado de alerta. En algunos de esos sondeos que manejan (propios y de otras consultoras), el exjefe de Gobierno sumaría entre 5 y 8 puntos. Insuficientes para ganar pero suficientes para hacer perder a otro.
«Hablamos con Horacio y le explicamos que esto podía derivar en un triunfo del kirchnerismo o favoreciendo a los libertarios», aseguran desde el PRO. La decisión de Larreta afectó en lo político y lo personal. A la distancia que ya tenía con Mauricio Macri, se agregó una tensión/decepción con María Eugenia Vidal, confirmada como jefa de campaña en el distrito.
No es el único enojo dentro del macrismo porteño. También hay críticas fuertes a Karina Milei, armadora electoral del Gobierno nacional. Pese a que el PRO ofrecía una alianza en CABA, la secretaria de la Presidencia decidió ir con lo propio.
«Que no te voten el presupuesto, como hicieron los libertarios con Jorge (Macri), ya es demasiado. Y no se corresponde con los votos que le dio el PRO a Milei para sostener sus medidas en el Congreso», reprochan desde el rincón amarillo.
La campaña en la Ciudad, se descuenta, no será fácil para los Macri. ¿Dónde conviene anclar el debate? Si la grieta es nacional, en torno a Milei y los K, el PRO puede quedar desdibujado. Si se centra en la gestión porteña, florecerán las críticas a la administración del primo Jorge.
«Mauricio y Horacio asumieron con un contexto nacional mucho más favorable. Por eso, algunas críticas son injustas. Ninguno de ellos gobernó con un 30% de pobres en la Ciudad, y con 10.000 cartoneros entrando cada semana al distrito», ensayan una defensa cerca del actual jefe de Gobierno porteño.
Este escenario complejo activará una campaña a pleno, que involucrará a todo el partido. «Todos vamos a ser candidatos. Mauricio, Jorge, María Eugenia y todos los militantes», tiran la pelota afuera en el PRO cuando se consulta si Fernán Quirós, el ministro de Salud, encabezará la lista.