Condenan a 25 años de cárcel a dos hombres por un doble homicidio en barrio Molino Blanco

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Dos hombres fueron condenados a 25 años de prisión como autores de un doble homicidio ocurrido en 2022 en el barrio Molino Blanco, zona sur de Rosario. El ataque a tiros, enmarcado en un conflicto barrial, fue dirigido a una de las víctimas pero también se cobró la vida de una vecina que tomaba mates en una plaza. Se llamaba Graciela Carrizo y hacía trabajo social en el barrio que, a modo de homenaje, hoy tiene una calle con su nombre.

Miguel Ángel López y Diego Fernando Aguirre, de 35 y 27 años, fueron condenados este martes a 25 años de cárcel por el delito de homicidio, en dos ocasiones, agravado por el uso de arma de fuego. El tribunal compuesto por los jueces Gonzalo Fernández Bussy, Ismael Manfrín y Mariano Allau llevaron adelante el juicio oral iniciado el 1 de abril que tuvo como acusador al fiscal Lisandro Artacho, que inicialmente había solicitado la pena de 28 años de cárcel.

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Escena del crimen de Graciela Carrizo, asesinada cuando estaba su hija embarazada en una placita del pasaje 544 y Bermúdez, en Molino Blanco.

El doble crimen ocurrió en el marco de un ataque contra Jonatan Nicolás Schneider, de 31 años, otro vecino del barrio que atravesaba un conflicto con personas de la zona. Fue cerca de las 16 del domingo 4 de septiembre de 2022, cuando iba en bicicleta por el pasaje 544 al 6600 y fue sorprendido a los tiros por otras dos personas. Quedó gravemente herido con 17 orificios y su muerte se confirmó minutos más tarde en el Hospital Roque Sáenz Peña. En esa misma ráfaga dos balazos continuaron su trayectoria hasta impactar en el cuello y la cabeza de Graciela Carrizo, que estaba algunos metros atrás intentando proteger a sus nietas.

Graciela, una vecina del barrio

Graciela Carrizo tenía 58 años. Aquel domingo se había cruzado a la plazoleta ubicada frente a su casa y a metros de donde de repente comenzaron los disparos. Ese espacio público se había convertido en un lugar habitable gracias al impulso de Graciela y otras mujeres del barrio que insistieron en la Municipalidad para que instalaran allí algunas mesas y plantaran árboles que dieran sombra.

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Graciela Carrizo, una de las víctimas del doble crimen del barrio Molino Blanco.

>>Leer más: Asesinaron a un hombre y en el ataque murió una mujer ajena al hecho

La mujer estaba con dos de sus nietas, de 14 y 15 años, y el novio de una de ellas cuando comenzaron los disparos. Algunos vecinos corrieron, mientras que Graciela alcanzó a gritarle a sus nietas que se tiraran al piso. Quiso protegerlas y en ese momento recibió dos balazos. Gravemente herida fue trasladada al Hospital Clemente Álvarez, donde al cabo de unos minutos confirmaron su fallecimiento.

Entregados

Un día después del crimen, los vecinos del barrio mencionaron a uno de los posibles involucrados en el ataque. Así fue que el apodo «Ojudo», comenzó a trascender como referencia para identificar a Miguel Ángel López. Doce días después del hecho, el viernes 16 de septiembre, este hombre se entregó a la Justicia .

>>Leer más: El crimen de un tío, detonador para que Gastón Schneider se lanzara como solista del delito

En un principio el fiscal del caso fue Gastón Ávila, que al momento de imputar a Ojudo reconstruyó el crimen. Indicó que los dos autores del ataque dejaron pasar a Schneider y luego ambos le dispararon al menos 15 veces con dos armas de fuego. Por su parte, Diego Fernando Aguirre se entregó el 21 de septiembre.

El ataque contra Jonatan Schneider fue parte de una serie de enfrentamientos generados en una vieja enemistad que la víctima mantenía con Ojudo López. Tras el crimen se agravó una bronca contra familiares de Schneider, que era tío de Gastón Ezequiel Schneider, un hijo de Claudio «Pájaro» Cantero, asesinado líder de la banda Los Monos. En ese marco este joven, tiempo después, fue imputado por liderar una asociación ilicíta.

Una calle con su nombre

Graciela Carrizo hacía trabajo social en el Centro Cultural Unión Sur, una institución del barrio Tablada. La mujer estaba a cargo del merendero y asistía a cientos de chicos. Al día siguiente del crimen toda esa comunidad se sumó al reclamo por justicia para Graciela.

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Nacida en Victoria, Entre Ríos, Graciela había criado cuatro hijos y tenía nueve nietos. La mayoría de ellos vivían alrededor suyo, en un pasillo ubicado frente a la plaza donde la mataron.

>> Leer más: Mujeres en la calle: Graciela Carrizo y la tozuda idea de vivir dignamente

Como vecina muy conocida en Molino Blanco, sus allegados en el barrio impulsaron el proyecto para que el pasaje 544 llevara pasara a llamarse Graciela Carrizo. La idea se concretó en diciembre de 2022 tras la aprobación de una ordenanza municipal impulsada en el Concejo.

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