Milei frena obras claves en el Río Salado: crece el riesgo de inundaciones en Chascomús

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El gobierno de Javier Milei avanza con su plan de ajuste brutal y, en nombre de la “motosierra”, ha paralizado una de las obras hídricas más importantes del país, el Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado. Esta iniciativa, que lleva más de dos décadas en marcha, ha sido clave para prevenir catástrofes ambientales en 59 municipios bonaerenses, entre ellos Chascomús. Hoy, sin embargo, está prácticamente detenida por decisión política.

Según un documento oficial fechado el 27 de febrero, el gobierno instruyó a las empresas contratistas encargadas de la obra a proceder con la “neutralización del plazo de obra” para los subtramos A, B y C del Tramo IV, Etapa 2. Estos subtramos comprenden aproximadamente 30 kilómetros entre la ruta 205, en Roque Pérez y el puente que une Ernestina con Elvira, entre los partidos de 25 de Mayo y Lobos. La comunicación fue dirigida a las empresas responsables de la ejecución, formalizando así la interrupción de las tareas en una sección crítica para la regulación hídrica de la región.

Chascomús forma parte de la “zona deprimida del Río Salado”, un territorio históricamente vulnerable a las crecidas del mismo. La paralización del dragado y ampliación del cauce del Río Salado incrementa de forma directa el riesgo de inundaciones urbanas y rurales. Ya se han registrado lluvias recientes que superaron los 100 mm en pocas horas, dejando barrios anegados y familias aisladas. Y eso es solo una muestra de lo que se puede venir.

La obra frenada también implica consecuencias económicas profundas, afecta la producción agropecuaria, clave en la región, encarece el costo de vida por daños en infraestructura y limita el desarrollo turístico de una ciudad que vive también de su laguna.

La tragedia de Bahía Blanca, donde las lluvias arrasaron barrios enteros y dejaron víctimas fatales, no fue solo un “evento climático”. Fue una catástrofe social anunciada, producto del abandono estatal, la desinversión en infraestructura y la falta de planificación. ¿Hasta cuándo vamos a mirar para otro lado?

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Chascomús podría ser la próxima ciudad en la lista si no se reactiva de inmediato el Plan del Río Salado. No es alarmismo, es realidad.

Mientras Milei recorta obras públicas, elimina el Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica y deja a los municipios sin recursos para prevenir desastres, no duda en garantizar pagos de deuda y subsidios a sectores concentrados. La motosierra siempre apunta hacia abajo.

La salud, la vivienda, la seguridad hídrica y la economía de miles de familias están en juego. Esta no es una discusión técnica, es una disputa sobre qué vidas valen y cuáles se dejan a la deriva.

Desde las comunidades afectadas, organizaciones sociales, asambleas barriales y trabajadores del Estado, debemos organizarnos para exigir la reactivación inmediata de las obras del Río Salado. No se trata solo de evitar una inundación, se trata de defender nuestro derecho a vivir dignamente. La obra pública es vida. Basta de ajuste.

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