Por segundo año consecutivo, el padre Ignacio volvió a llevar adelante su emblemático Vía Crucis sin la peregrinación de fieles. La ceremonia se realizó en el templo principal de Natividad del Señor, a diferencia de las históricas procesiones con la presencia de 300 mil personas que llegaban de todo el país e incluso desde otros puntos del mundo hasta barrio Rucci. El sacerdote de la iglesia Natividad del Señor una vez más utilizó el streaming y los canales de televisión tomaron la transmisión.
Durante toda la semana, la iglesia que el padre Ignacio conduce hace más de 45 años abrió las puertas a sus fieles y este Viernes Santo desarrolló, de manera virtual, su habitual Vía Crucis para conmemorar el camino que realizó Jesús luego de ser condenado a muerte. Con un despliegue de producción muy cuidado y trabajado, el sacerdote estuvo acompañado de colaboradores, grabaciones de solistas, dúos y grupos musicales en cada estación mientras varias cámaras que le daban profesionalismo a la transmisión.
Como es habitual, relató parte del camino de la cruz en inglés y rezó por los «viejos», los niños y las personas más necesitadas, entre otros. «El desorden, la falta de respeto y amor está destruyendo la fe entre nosotros», dijo el párroco en sus primeras palabras.
En la transmisión, Ignacio pidió la unidad de la familia, que cada «hogar es un mundo diferente», y pidió orar para seguir el camino de los padres. Además, recordó la figura de Pedro, quién negó tres veces a Jesús, e instó a «entregar el corazón para reconciliar a Dios y los hombres».
Continuando el camino de Jesús, Ignacio recordó que el hijo de Dios fue injustamente condenado, pero lo utilizó como ejemplo de entrega y sacrificio. «El mundo nos condena y Jesús, humildemente, comparte con nosotros su sacrificio para que sepamos que todos nos equivocamos como seres humanos y lo divino es aprender. Rezamos con papá, mamá, las personas que privadas de la libertad o condenadas por un vicio, todos juntos», agregó el eclesiástico.
Ante cada comentario del referente del barrio Rucci, se fueron repitiendo en las dos horas y media de encuentro religioso las oraciones “Padre nuestro”, “Ave María” y “Credo”.
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En la estación Nº 11, por ejemplo, se refirió a cómo sufrió Jesús, “pero inocentemente” y habló de que “nunca es tarde para perdonar”. Ya en la estación 12 cuando “Jesús muere en la cruz”, Ignacio hizo alusión a que Cristo “enseñó cómo sembrar el amor”.
En ese contexto, contó un acontecimiento de la vida de Mahatma Gandhi: “Robó una cadena de oro de su papá, pero se arrepintió y le escribió una carta. El padre la rompió y le dijo que su corazón sincero valía más que nada”.
En el final del Vía Crucis, el sacerdote dejó un mensaje de esperanza, rogó por recordar la figura de Jesús y pidió «que nunca nos abandone porque necesitamos amor y misericordia».
De este modo, llegó el final de la transmisión y una pequeña reflexión final del padre Ignacio. Parado en un sector del frente del templo, señaló: “El Vía Crucis termina, pero Jesús sigue en nuestra vida cotidiana; vamos a pedir que nunca nos abandone”.
Cerró la transmisión poniendo en oración a la Argentina, a Santa Fe, a Rosario y «a todos los hogares» para que «con la bendición de Dios podamos encontrar esperanza». La música, que acompañó las más de dos horas y media de Vía Crucis, fue la encargada de darle fin a la ceremonia en la parroquia Natividad del Señor.
Sin la crisis de seguridad del primer semestre de 2024 que motivó que la celebración del año pasado se diera de manera virtual por el momento de consternación que se vivía en las calles de Rosario, Ignacio Peries volvió a apostar por un Vía Crucis a través de las pantallas y por transitar las 14 estaciones sin el multitudinario acompañamiento que año tras año abrazaba al sacerdote.
Embed – Vía Crucis junto al Padre Ignacio
“Este año lo compartimos a través de la pantalla”, dijo en la misa del Domingo de Ramos. La transmisión de este viernes muestra, sin embargo, imágenes de la peregrinación por las calles, de otros años.
El año pasado, el Vía Crucis del padre Ignacio se había realizado de manera virtual. El marzo trágico puso ante el párroco una decisión difícil. Por motivos de seguridad y por «el gasto que implica venir”, la celebración fue virtual. “El que cambió soy yo”, se justificó el año pasado y lo ratificó este 2025.