La historia del sobrino del Papa Francisco que juega en el Ascenso de Italia

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Después de formarse en la Liga Cordobesa, decidió hacer las valijas, jugársela, e irse a probar suerte en el Ascenso de Italia. Se fue solo como tantos otros pibes, aunque él tenía familia cerca y una bendición única. Felipe Bergoglio es, tal como delata su apellido, familiar del Papa Francisco, recientemente fallecido.

Francisco Bergoglio –  

Felipe Bergoglio, sobrino del Papa cuenta su historia en el Ascenso italiano

Es zaguero, cordobés y tiene 21 años. Eligió Olé para contar su historia y cómo tomaron en Italia cuando se enteraron de su vínculo familiar. (Video: Diego Paulich – Olé).

-¿Cuál era el vínculo familiar con Francisco?

-Mi abuelo era primo segundo de Jorge. Lo gracioso es que se llamaba igual: Jorge Bergoglio. Cuando lo nombraron Papa fue un caos, porque no todos sabían del parentesco y muchos conocidos pensaron que era mi abuelo, venían a casa a tocar la puerta los vecinos, llamaban periodistas… Encima, mi abuelo no estaba relacionado en nada a la religión, je.

-¿Llegaste a conocerlo al Papa?

-Yo no, él era de Buenos Aires y nosotros de Córdoba, pero mi papá, mis tíos y mi abuelo sí tenían más relación antes de que fuera Papa. Cuando lo nombraron yo tenía nueve años y ahí ya se fue a Italia… Y yo hace poquito fui a jugar allá.

Felipe, de 21 años, le cuenta a Olé que es marcador central y aunque alguna vez le tocó jugar de lateral o de carrilero, destaca que su lugar en la cancha es en la zaga. Eso sí, aclara que no comparte el amor por San Lorenzo que tenía Francisco. “Soy de Talleres” y enseguida muestra la pulserita en su muñeca derecha: “La llevo a todos lados, la tengo en todos los entrenamientos y partidos. No me la saco ni para una cena importante, je”.

-¿Cómo arrancaste en el fútbol y cómo se dio tu llegada a Italia?

-Empecé jugando de muy chiquito en el barrio y en el colegio, hasta que a los siete u ocho años fui al Club Lasallano. Hice todas las Inferiores ahí, primero en cancha de 9 y después de 11, hasta llegar a Primera, que ahí fue que empecé a tomármelo más en serio…

-Por qué en ese momento?

-Sí, porque hasta ahí jugaba porque me gustaba jugar al fútbol, pero en ese momento empecé a tomarlo más en serio y todo ese 2022 y la mitad del 2023 que estuve en Primera fui buscando clubes de acá o del exterior para ir porque me habían dicho que afuera por ahí había más oportunidades…

Un directivo de su club en Córdoba lo puso en contacto con Misano FC, un equipo de la región de Emilia-Romaña que disputaba la Sexta División italiana. Y se mandó a probar suerte. “Estuve toda la temporada y me fue bastante bien. Fue una linda experiencia y me sirvió para adaptarme al fútbol italiano y a un nuevo idioma, porque llegué sin saber decir ni una palabra, je”, relata. Y sigue: “A mitad de 2024 subí dos categorías porque pasé al Triestina, que estaba en la Serie D, que ya es una división semi profesional… Me costó un poco la adaptación porque es un fútbol mucho más táctico, con técnicos más estructurados que te piden cumplir las indicaciones al pie de la letra, cuando acá por ahí es más físico y hay más libertad de movimiento en la cancha. Como quería jugar más, a principios de este año decidí ir a Castiglione, que estaba peleando el ascenso en la Quinta, para tener más continuidad y estuve hasta abril… Obviamente me gustaría jugar en el fútbol argentino pero es complicado. Tengo algunas propuestas interesantes y la idea es volver a Italia”.

-¿En Italia se conocía tu parentesco con el Papa cuando llegaste?

-No, nunca me gustó figurar con el apellido, entonces jamás dije nada. No me parecía honorable presentarme a buscar equipo diciendo que era familiar del Papa. Lo mismo ahora con el tema de su muerte, me llamaron de todos lados para hacer entrevistas pero no me parecía algo lindo estar hablando de su muerte…

-¿Cuándo y cómo se enteraron de que eras familiar de él?

-Se supo cuando pasé al Triestina. Al principio, al ser una categoría más baja, el equipo no tenía tanta visibilidad y pasó de largo… Como mucho me preguntaba algún dirigente o compañero por el apellido pero igual cuando les decía que era familiar no me creían, pensaban que estaba hinchando los huevos, je. El tema fue cuando firme en el equipo de Serie D y en la pretemporada me presentaron en redes… Esa es una zona con bastante gente fanática del Papa y enseguida se dieron cuenta. Buscaron un poco de información y me empezó a contactar todo el mundo… Me llamaron los principales medios de allá, hasta la Gazzetta Dello Sport.

-¿Se empezó a seguir al equipo porque estaba el sobrino de Papa o te pasó que los rivales te dijeran algo cuando te enfrentaban?

-Sí, se empezó a hablar bastante y varios rivales me cargaban. Bah, algunos también se enojaban. Pasa que yo por ahí hacía algo típico de la viveza que tenemos los argentinos, no sé, tirar la pelota lejos para hacer tiempo… Y eso en Europa no se hace mucho y alguno se enojó. “No podés hacer eso”, me decía, je.

-¿Y Francisco sabía que estabas jugando allá?

-Sí, sabía porque su mano derecha y la gente que le gestionaba las cosas estaban siempre en contacto con nosotros. Se lo hicimos saber cuando fiché en el club de la Serie D y empezaron a salir publicaciones por todos lados… Él lo súper entendió. Incluso me deseó mucha suerte y que me fuera muy bien… Después, en los medios, a veces dijeron cualquier cosa, je.

-¿Como qué?

-En un momento en Italia decían que supuestamente mis compañeros cuando se lesionaban me pedían la bendición a mí para curarse, je. ¡Obvio que no era verdad! Lo que pasó fue que una vez conté en una entrevista que en el vestuario me decían “traé al Papa para que nos bendiga y salgamos campeones” y ahí se armaron toda esa historia, je.

-Si pudieras pedirle un deseo a Francisco, que seguro te acompaña desde arriba, ¿qué sería? ¿jugar en Talleres?

-Uff. ¡Ese sería el sueño máximo! Como cualquier chico, eso y jugar en la Selección. Imaginate que voy a la cancha desde los cinco años, me imagino lo que sería jugar ahí, con toda la gente… En un momento tuve una prueba en Talleres, a los diez años, hice una pretemporada y todo, pero me quedaba muy lejos de mi casa y era un sacrificio muy grande para mis viejos tener que llevarme, por lo que me quedé en el club del barrio.

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