El vicio oculto por el que Felipe VI gasta miles de dólares al año vuelve a generar polémica en el entorno de la Casa Real. Este 2025, trascendió que el monarca habría participado en al menos seis cacerías privadas, con un costo total superior a los 70.000 euros, solo en armamento y equipamiento. Las actividades, realizadas en cotos exclusivos, han despertado críticas no solo por su elevado gasto, sino por la naturaleza de una práctica que divide a la sociedad española.
“El rey participa en jornadas de caza con familias como los Abelló, Botín o March”, reveló el periodista Fonsi Loaiza. Según sus fuentes, parte de los gastos habrían sido cubiertos con fondos públicos, un dato que genera controversia. La comunicadora Pilar Eyre añadió: “Tenemos la sospecha de que caza, no lo dice porque esto sí que está muy mal visto”.
Aunque la caza es legal en España, la creciente conciencia ambiental ha generado rechazo en amplios sectores. “Es incompatible con la imagen de un monarca austero y moderno”, sostienen analistas del entorno real. Lo que más preocupa es el silencio de Zarzuela. “La Casa Real hace esfuerzos por ocultarlo”, asegura Loaiza.
La pasión por la caza no es nueva en la familia real. Juan Carlos I fue un entusiasta cazador, hasta que una cacería de elefantes en Botsuana en 2012 provocó una fuerte caída de su imagen. Desde entonces, la institución ha evitado mostrarse asociada a esa práctica.
Felipe VI habría heredado esta afición desde joven. “Desde pequeño mostró fascinación por las armas”, habría comentado su tía, Doña Pilar. El entorno del rey minimizó esas declaraciones, pero reconoció que la caza forma parte de sus actividades privadas.
En el plano personal, la situación con Letizia Ortiz refuerza el perfil reservado del rey. “Viven prácticamente separados desde hace años”, sostienen fuentes cercanas. En ese contexto, Felipe habría volcado su tiempo libre en círculos íntimos donde la caza ocupa un lugar destacado.