La conclusión de los expertos es contundente: la crisis de deuda que afecta al sistema financiero mundial está alimentando una crisis de desarrollo, el desvío de recursos alentado por ajustes como el del FMI priva a millones de personas de atención médica vital, alimentos o empleo, y bajo la estructura actual del sistema financiero global, indudablemente la situación se seguirá agravando. “Hoy no basta con una nueva ronda de alivio de deuda. Se necesita un cambio sistémico, una verdadera transformación de las reglas del juego globales”. Se trata, nada menos, que de un informe encargado por el Papa Francisco a una comisión de expertos nombrada por él mismo en febrero pasado y que encabezan Joseph Stiglitz (Premo Nobel de economía) y Martín Guzmán (ex ministro argentino). Este viernes el Vaticano publicó el documento.
Se titula “Informe Jubilar (Jubilee Report) : Una hoja de ruta para abordar las crisis de deuda y desarrollo y sentar las bases financieras de una economía mundial sostenible y centrada en las personas”. Se trata de una de las últimas grandes iniciativas del pontificado de Francisco y se prevé que sea discutido en la cuarta conferencia internacional sobre financiamiento para el desarrollo, que se celebrará en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio.
«Instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional deben modificar sus políticas y prácticas para favorecer recuperaciones sostenibles, y no rescatar de facto a acreedores privados ni imponer políticas de austeridad asfixiantes», señala el documento firmado por 30 economistas en el capítulo de Recomendaciones.
«Los países en desarrollo deben utilizar más activamente los controles sobre el movimiento de capitales para reducir flujos desestabilizadores y crear un entorno propicio para inversiones a largo plazo», señala más adelante.
Tanto la letra del informe como las expresiones de quienes lo presentaron, anticipa un profundo debate sobre las características y las responsabilidades de una crisis social mundial que pocos niegan pero muchos rechazan discutir. El rol de los organismos internacionales, particularmente el FMI, está bajo la lupa. Las políticas públicas de los países condicionados por sus préstamos es un eje central del Jubilee Report.
La crisis de la deuda
El documento publicado el viernes por el Vaticano llama a «hacer frente a las crisis de la deuda» para dar a los países en desarrollo más margen para sus «inversiones esenciales». En su texto, demuestra de forma contundente que la crisis de deuda que afecta al sistema financiero mundial está alimentando una crisis de desarrollo: 54 países en desarrollo destinan ya el 10 por ciento o más de sus ingresos fiscales únicamente al pago de intereses.
En estos países, la carga media por intereses prácticamente se ha duplicado en la última década. Esto desvía recursos esenciales que deberían destinarse a la sanidad, la educación, las infraestructuras o la resiliencia climática, privando a millones de personas de atención médica vital, alimentos o empleo.
Ante la creciente incertidumbre en los mercados globales y la disminución de opciones de refinanciación para los países con elevados niveles de deuda, el informe traza un camino audaz y factible que, a través de una responsabilidad compartida, podría evitar una «década perdida» para el desarrollo y la acción climática, y en su lugar, promover la recuperación económica y el desarrollo a largo plazo, según postula.
El informe propone una visión moral y práctica: las finanzas globales deben estar al servicio de las personas y del planeta, «no castigar a los más pobres para proteger los beneficios».
Joseph Stiglitz, titular de la Comisión y coautor del informe, señaló que «existe un consenso creciente entre los expertos: el sistema de deuda actual está al servicio de los mercados financieros, no de las personas. Esto amenaza con condenar a naciones enteras a una década perdida, o algo peor. Ha llegado el momento de actuar con responsabilidad».
Martín Guzmán, también coautor, advirtió a su vez que «la crisis de deuda está desplazando la inversión en salud, educación y clima, y está generando una situación económica y social dramática en muchas economías en desarrollo. Una coalición decidida debe actuar para resolver las crisis de deuda y desarrollo o, de lo contrario, veremos consecuencias desestabilizadoras a mediano plazo a escala mundial».
Argentina y el informe
El informe propone que los países recuperen herramientas para regular los flujos de capital, una política abandonada –en muchos casos por presiones externas– desde los años ‘80. «Para Argentina, esto significaría volver a implementar regulaciones que limiten el ingreso de capitales especulativos de corto plazo que generan burbujas y salidas repentinas, como ocurrió durante el gobierno de Macri en 2018-2019, cuando se fugaron más de 20.000 millones de dólares», apuntó Guzmán.
«Estas regulaciones a la Cuenta Capital serían clave para evitar que se repita la lógica del carry trade, que beneficia a unos pocos y deja deuda y volatilidad. El reporte afirma que esta regulación es una prerrogativa soberana, y que los organismos multilaterales no deberían penalizar su uso», agregó.
Otra parte de las recomendaciones que resultan clave para un tratamiento diferente de la deuda externa de Argentina, es la modificación de las leyes estadounidenses en favor de los acreedores. Gran parte de la deuda externa argentina bajo legislación extranjera está sujeta a la ley del Estado de Nueva York.
«El Jubilee Report respalda reformas legales en esa jurisdicción que impidan que fondos buitre bloqueen reestructuraciones de deuda, como ocurrió con Argentina en 2014″, comentó Guzmán. «La reforma ya fue aprobada por el Senado del Estado de Nueva York; falta su tratamiento en la Asamblea. Si se aprueba, ofrecería un marco legal más justo y equilibrado para futuras reestructuraciones».
«Para Argentina, esto sería un avance crucial: reduciría el riesgo de litigios hostiles, fortalecería su posición negociadora ante futuras crisis, y brindaría mayor previsibilidad a los inversores que apuestan al desarrollo», repasó el ex ministro.
El reporte denuncia que el FMI ha actuado muchas veces como garante de los acreedores privados, otorgando préstamos que se utilizan para pagar deudas insostenibles, en lugar de promover el desarrollo. Propone que el organismo deje de realizar rescates encubiertos y que los préstamos se usen exclusivamente para apoyar programas de recuperación y crecimiento, no para transferencias hacia acreedores privados.
«Para Argentina, que mantiene un acuerdo de magnitud histórica con el FMI, estas reformas significarían evitar nuevos préstamos que aumenten el sobreendeudamiento sin resolver los problemas estructurales; poder usar los recursos del FMI para políticas contracíclicas que impulsen el crecimiento, en lugar de para imponer recortes regresivos, y limitar la posibilidad de que decisiones crediticias del FMI se usen para beneficiar gobiernos en contextos electorales, como ocurrió en 2018», agregó el ex ministro que tuvo a su cargo la negociación previa al acuerdo con el Fondo del año 2022.
Además, el Jubilee Report critica que las tasas de interés cobradas por el FMI estén atadas a las tasas de política monetaria de los países desarrollados (cinco principales bancos centrales del mundo). Esto encarece el financiamiento justo cuando los países más lo necesitan.
También cuestiona los sobrecargos (surcharges) que aplica el FMI a los países con préstamos grandes o prolongados, señalando que penalizan injustamente a los países en crisis.
Para Argentina, estos cambios serían altamente relevantes, ya que reducirían el costo financiero del acuerdo vigente con el Fondo, liberando recursos fiscales, y harían más viable una estrategia de crecimiento sin nuevos ajustes.
FMI, negociación y después
Mientras el gobierno de Milei actúa decididamente en el mismo sentido de las políticas recesivas del FMI, quienes desde la oposición tienen expectativas de crecer hasta llegar a competir en las presidenciales de 2027 van tomando nota del cuadro de situación: la deuda será impagable por su monto y una renegociación del FMI será imprescindible. Pero se requerirá una propuesta audaz y mucha fuerza política para sostenerla, para salir de la trampa en la cual está metido el país en la relación con el organismo.
No pagar lo impagable surge como respuesta políticamente válida. Y el informe de Jubileo aporta diversos elementos para cuestionar el compromiso ante el Fondo. Y suma otro elemento sustancial: una postura colectiva de los países deudores, exigiendo cambio de reglas y advirtiendo sobre las graves consecuencias de no aceptarlas.
El planteo que llevan los 30 economistas encabezados por Stiglitz a la discusión en los organismos internacionales le abre una ventana de oportunidad a la Argentina en el que seguramente es su conficto económico determinante: la deuda externa. Como en otros planos, en este, tampooco, nadie se salva solo.