Cinco mitos y verdades sobre el frío y la EPOC

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La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una condición respiratoria crónica, prevenible y tratable, caracterizada por una obstrucción bronquial crónica, que puede generar tos crónica, producción de moco y/o falta de aire progresiva que hace que respirar sea cada vez más difícil.

El invierno es una estación particularmente desafiante para quienes viven con EPOC. A medida que bajan las temperaturas, aumentan también las consultas médicas, las internaciones y las complicaciones respiratorias. Pero ¿es el frío el verdadero responsable? ¿Por qué esta época del año representa un mayor riesgo?

“La EPOC es una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias y las zonas del pulmón donde se realiza el intercambio de oxígeno con la sangre, y dificulta la entrada y salida del aire de los pulmones. En invierno, los pacientes están más expuestos a infecciones respiratorias y condiciones ambientales que pueden empeorar sus síntomas. La combinación de aire frío, calefacción sin ventilación y gérmenes circulando hace que esta sea una temporada crítica para la salud pulmonar” , señaló el Dr. Diego Litewka, médico neumonólogo, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Fernández.

A continuación se desarrollan los cinco mitos alrededor de este tema para llevar claridad a la comunidad de pacientes con EPOC y su entorno para que tomen medidas que puedan contribuir a un mejor manejo de su enfermedad.

Mito 1: “El frío provoca EPOC”:

Falso. La EPOC no es causada por el clima, sino por la exposición prolongada a agentes irritantes, principalmente el humo del tabaco. Sin embargo, las bajas temperaturas sí pueden agravar los síntomas de quienes ya tienen la enfermedad.

“El aire frío provoca una contracción de las vías respiratorias que empeora en algunos pacientes la sensación de falta de aire, sobre todo al salir a la calle o respirar en ambientes no calefaccionados”, explicó el Dr. Martín Sívori, médico neumonólogo, jefe de la Unidad de Neumotisiología del Hospital Ramos Mejía.

Mito 2: “Las infecciones respiratorias no tienen relación con la EPOC”:

Falso. Las infecciones virales y bacterianas son una de las principales causas de exacerbaciones en pacientes con EPOC. “Durante el invierno, aumenta la circulación de virus como la gripe, el coronavirus, el virus sincicial respiratorio (VSR), entre otros, y también de bacterias que pueden desencadenar neumonías. Estos cuadros agravan la enfermedad de base y pueden llevar a una crisis respiratoria aguda que puede derivar en una internación”, alertó el Dr. Sívori.

Por eso, es fundamental que las personas con EPOC hablen con sus médicos de cabecera sobre la necesidad de recibir la vacuna antigripal cada año, así como la vacuna contra el neumococo, contra COVID-19, herpes zoster, virus sincicial respiratorio y, si corresponde, el refuerzo de la vacuna doble adultos.

Mito 3: “Si toso más o me siento agitado en invierno, es normal y pasa solo”:

Falso. Muchos pacientes tienden a restar importancia al empeoramiento de sus síntomas en los meses fríos, pensando que es parte del clima. Pero esto puede retrasar la consulta médica.

“Un aumento en la dificultad para respirar, más tos o cambios en las secreciones son signos de que algo no está bien. Puede tratarse de una exacerbación -un episodio agudo de empeoramiento de los síntomas- que, si no se trata a tiempo, lleva a complicaciones más serias”, advirtió el Dr. Litewka.

Mito 4: “Quedarse en casa y cerrar todo es lo mejor para evitar enfermarse”:

Falso. Si bien es lógico evitar salir en días muy fríos o ventosos, permanecer en ambientes cerrados y mal ventilados también puede ser riesgoso.

“El uso de calefacción sin ventilación adecuada aumenta la concentración de contaminantes del aire interior, como dióxido de carbono o monóxido, y facilita la propagación de virus respiratorios. Ventilar todos los días, aunque haga frío, es clave. La ventilación cruzada (apertura de puertas y ventanas opuestas), tres veces al día, cinco minutos, es la recomendación internacional, y mantener la temperatura del ambiente entre 20 y 24 grados. Además, se recomienda la actividad física regular 3 a 5 veces por semana, 30 minutos, y en invierno, eligiendo las horas del mediodía o primera parte de la tarde, para evitar la pérdida de la masa muscular que generan el encierro y sedentarismo” , recomendó el Dr. Sívori.

Mito 5: “No hay mucho que se pueda hacer en invierno: hay que esperar que pase”:

Falso. «Si bien el invierno puede ser una temporada difícil, existen muchas estrategias de prevención. Además de continuar con el tratamiento indicado, es importante evitar las aglomeraciones de personas en lugares cerrados y poco ventilados, utilizar barbijos si estamos en contacto con tosedores, lavarse frecuentemente las manos y tener aplicadas todas las vacunas que estén indicadas”, enumeró el Dr. Litewka . También recomendó desarrollar junto con el médico un plan de acción que incluya pautas claras sobre cuándo y cómo actuar ante un empeoramiento de los síntomas.

“Estar atentos y reforzar las medidas de cuidado en invierno puede marcar una gran diferencia. La prevención y el tratamiento oportuno son nuestras mejores herramientas”, advirtieron los especialistas.

Los factores de riesgo de desarrollar EPOC

Los principales factores de riesgo de desarrollar EPOC son fumar o haber fumado y haberse expuesto en forma prolongada a polvo, humo o gases tóxicos (cocinar con humo de leña o desechos). Esta enfermedad genera aumento del ausentismo laboral, disminuye la productividad y los ingresos. De hecho, 4 de cada 10 personas con EPOC deben reducir su jornada laboral o dejar de trabajar por completo.

Es importante identificar aquellos síntomas que pueden orientar hace el diagnóstico de EPOC, pues existe un alto porcentaje de pacientes (casi el 80% de los casos) que desconocen su condición y no están adecuadamente tratados. La tos persistente, la sensación de falta de aire o la fatiga no deben normalizarse. “No deben resignarse a vivir sin poder subir una escalera o imposibilitados de caminar un par de cuadras. Es momento de acudir al médico y encontrar mejores respuestas para recuperar autonomía y vivir mejor”, concluyeron.

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