Suscripciones en primera clase, descuentos del 50% y un abrupto final: así operaba la acusada de armar una estafa con vuelos de cortesía

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José tenía todo listo para viajar a Estados Unidos junto a tres de sus hijas. Iba a salir el pasado sábado 19. Le había avisado a Karyna de su vuelo con unos 50 días de anticipación, tal como ella le había le había especificado en el acuerdo de palabra que tenían. Ya se había subido a dos aviones anteriormente este año, el del fin de semana sería el tercero. Siempre funcionó. Hasta esta ocasión, que se quedó abajo. Cuando intentó contactarse con Karyna, ella no le respondió. Ya no estaba, había desaparecido.

José no era el único que la estaba buscando. Al menos una docena de otros pasajeros también se encontraban lanzando frenéticas llamadas para tratar de encontrar a la misteriosa mujer, que se había ganado fama en el boca en boca por ofrecer un negocio tentador para los cazadores de viajes: vuelos a mitad de precio, promociones especiales e incluso suscripciones para poder subirse a un avión a casi cualquier destino durante todo un año.

La Justicia la investiga ahora para tratar de dilucidar si se trataba de una estafa.

La historia empezó a salir a la luz en las últimas semanas, cuando los primeros pasajeros comenzaron a quedarse varados con las valijas ya listas. Luego explotó en redes sociales tras un posteo viral del usuario que compartió el caso de un familiar y funcionó como imán para otros damnificados que se encontraban solos sin saber a quien recurrir.

Ahora, se convirtió en una causa penal que comienza a caminar en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 58, a cargo de Jorge Fernández.

De acuerdo a la reconstrucción que pudo realizar Clarín en base al testimonio de distintos damnificados, Karyna A.R. se encargaba de revender pasajes tipo Sublo (Sujetos a carga), aquellos que están destinados a empleados de las distintas compañías aéreas y funcionan como un beneficio empresarial. Ofrecía pasajes de Iberia y de American Airlines, los cuales valían entre 1.000 y 1.200 dólares. Todo se pagaba en efectivo en su departamento, ubicado sobre calle Cerrito, en Recoleta.

A José le había vendido una membresía especial: valía 7 mil dólares por año y le daba derecho a viajar en primera clase, cuantas veces quisiera, a través de vuelos de American Airlines. Ya la había utilizado en una ocasión rumbo a Miami, y se disponía a volver a viajar este fin de semana. Había otra suscripción más económica, por solo 4 mil dólares, que apuntaba a vuelos en clase turista.

Según confirmaron fuentes de American Airlines e Iberia, Karyna no era empleada de ninguna de las aerolíneas. Si bien ambas firmas declinaron en comentar cómo funciona el sistema de beneficios, ex empleados y fuentes aeroportuarias confirmaron que existen casos de tripulantes o pilotos que ponen a la venta el beneficio de sumar personas a su grupo de familiares para que accedan a los beneficios de aéreos a costo bajo. El sistema varía de una empresa a otra.

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