Lo que comenzó como una típica jornada en La Voz Argentina terminó transformándose en una de las escenas más desopilantes de la temporada. En plena emisión del reality de Telefe, Juliana Gattas -cantante de Miranda! y coach del programa- se puso en modo maestra y dio una clase de inglés que sorprendió a todos, pero que tuvo como blanco principal al conductor del ciclo, Nico Occhiato.
El origen del episodio fue una palabra: “Amazing”. Simple, corta, pero capaz de convertirse en el mayor dolor de cabeza para Occhiato, que ya había protagonizado varios bloopers al intentar pronunciar títulos de canciones en inglés. Este en particular lo llevó directo al centro de los memes y bromas tanto dentro como fuera del estudio.
Lejos de esquivar el asunto, la producción decidió redoblar la apuesta y convertir el error en un momento televisivo inolvidable. Fue entonces cuando Gattas se calzó el traje de docente, tomó una pizarra y convocó a sus “alumnos” a una clase intensiva. “Silence, silence, Loneliness (Soledad)”, dijo con humor, señalando a su compañera de jurado mientras daba inicio a la particular lección.
La escuelita improvisada contó con la participación de todo el jurado: Lali Espósito, Soledad Pastorutti, Ale Sergi y Luck Ra, que no dudaron en sumarse al juego. Todos en sus pupitres imaginarios, atentos (más o menos), mientras Juliana repasaba frases en inglés y corregía con firmeza, pero entre risas, los intentos fallidos del conductor.
LAS CLASES DE INGLÉS QUE JULIANA GATTAS LE DIO A NICO OCCHIATO EN LA VOZ
El punto más alto fue cuando propuso pronunciar: “You probably couldn’t see for the lights but you were staring straight at me”, un verdadero trabalenguas extraído del repertorio de Arctic Monkeys. Pero, como era de esperar, la palabra maldita volvió a escena. “Amazing” volvió a poner a Occhiato contra las cuerdas, aunque esta vez, con todo el estudio alentándolo.
La situación, lejos de ser incómoda, se vivió con complicidad y mucho humor. Nico se tomó con deportividad su papel de alumno flojo en fonética, mientras el jurado disfrutaba del show paralelo que se armó entre ensayo, correcciones y carcajadas.
Así, La Voz Argentina logró algo inesperado: convertir un error en un momento televisivo que rompió con el formato, trajo frescura y reafirmó que, incluso en un certamen de talentos, hay lugar para la risa espontánea.