La noche del sábado en Córdoba arrancó de una manera distinta. No había que entrar a un club para escuchar cuarteto: esta vez el show salió a la calle. A las once, un colectivo descapotable apareció iluminado como un escenario móvil en pleno Patio Olmos. Arriba, Nicolás Sattler y Facu «El Chino» Herrera de Q’ Lokura agitaban a una multitud con micrófono en mano. Desde ese momento, la ciudad se transformó en una fiesta sobre ruedas.
El colectivo avanzaba despacio, y cada cuadra era un estallido. Vecinos asomados a los balcones, autos frenando para acompañar con bocinazos, celulares que no paraban de grabar. En las veredas, familias enteras, grupos de amigos y parejas se sumaban a bailar improvisando sobre la calle. Nueva Córdoba entera parecía contagiarse del ritmo.
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Los que iban arriba vivieron una previa única. Con el aire fresco de la noche, vasos de fernet, pizzas calientes recién salidas del horno y la música en vivo, la experiencia era emoción pura. Hubo momentos insólitos: ramas bajas obligaban a todos a agacharse al mismo tiempo. Entre carcajadas, nadie dejaba de cantar ni de saltar. Era un juego colectivo: sobrevivir a los árboles sin cortar la locura.
El Chino lo dijo claro, mirando a la gente que estaba en el micro: «Esta gente hermosa nos acompañó en esta locura. Estoy muy agradecido. Nosotros somos así, de vez en cuando hacemos este tipo de cosas porque nos encanta estar cerca de la gente«.
Cuando el «Q’ Lokura Bus» terminó su recorrido, la fiesta se trasladó al baile en la Plaza de la Música. Y ahí sí, el cuarteto mostró toda su fuerza. El escenario se llenó de gente: amigos de la banda, parejas que celebraban su casamiento y hasta algunos «solteros» que subieron al escenario invitado por Nico y el Chino. El baile se volvió un ritual colectivo: abrazos, vasos levantados al cielo y un coro de voces que no se calló en toda la madrugada.
En medio del show, llegó la bomba: «Estoy muy contento y agradecido. De ahora en más se vienen un par de locuras más. Estén atentos al jueves 18«, le adelantaba Nico a Perfil Córdoba. Una noticia que encendió la expectativa y dejó a todos especulando qué sorpresa prepara la banda.
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La noche también tuvo un guiño celeste y blanco. Los músicos recordaron la emoción de haber cantado en el estadio Monumental en el último partido de Messi en Argentina. «Córdoba es Córdoba y es nuestra música popular. Estamos muy felices de haber llevado nuestra música a semejante partido y semejante estadio. Era el último partido de Messi en Argentina y estamos muy contentos de haber estado. Dejamos nuestro sello y estuvimos ahí», aseguró el Chino.
Y Nico, fiel a su estilo, confesó entre risas: «Obviamente que lo invitamos para que venga al baile, pero es complicado. Debe tener 200.000 invitaciones por minuto, pero sabemos que en algún momento se nos va a dar ese momento. Muy felices de ser parte de semejante festejo. Estuvimos ahí. Hermoso».
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Pasadas las tres de la mañana, el baile seguía encendido. Afuera del lugar, quedaban rastros de la previa: cajas de pizza vacías, vasos de fernet tirados y el eco de los gritos de «¡dale loco!». Adentro, nadie quería que terminara.
El sábado, Q’Lokura no solo ofreció un recital: regaló una experiencia inédita. Con un colectivo convertido en escenario, un show multitudinario y un anuncio que mantiene la intriga, la banda del momento confirmó por qué su nombre no miente. Fue, literalmente, una locura.