En julio, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) registró una caída de 0,1% respecto a junio en la medición desestacionalizada, aunque subió 2,9% en la comparación interanual. Es el tercer tropezón consecutivo: la economía venía de caer 0,6% en junio y otro 0,2% en mayo.
Con relación a igual mes de 2024, once de los sectores de actividad que conforman el EMAE registraron subas en julio, entre los que se destacan Intermediación financiera (23,2% interanual) y Explotación de minas y canteras (13,4% interanual).
Por su parte, cuatro sectores tuvieron caídas contra julio de 2024, entre los que se destaca Pesca (-85,7%), que junto con Industria manufacturera (-1,8%) le restan 0,80 puntos porcentuales al crecimiento interanual del EMAE.
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La actividad económica subió 2,9% interanual en julio de 2025 y bajó 0,1% respecto de junio https://t.co/AVZ4TysqTQ pic.twitter.com/p2FZairhXw— INDEC Argentina (@INDECArgentina) September 24, 2025
En lo que va del año, la actividad acumula un alza del 5,6% pero se espera que la economía se siga enfriando en los próximos meses, lo que lleve a que el año cierre con un rebote en torno al 4%.
«Sigue cayendo -poco- pero confirma una economía en recesión-leve- que se profundizará en los próximos meses», tuiteó el economista Martín Polo.
Para el economista Hernán Letcher «de sostenerse este nivel hasta fin de año la economía rebotaría 3,7% respecto a 2024, guarismo inferior a las proyecciones del FMI (5,5%), el Relevamiento de Expectativas de Mercado (5%) y el presupuesto 2026 (5,4%). En febrero de este año Caputo había declarado “yo soy más optimista, yo creo que vamos a crecer más que el 5%”.
Y agregó que Pulso PBA, indicador temprano de la actividad económica de la provincia de Buenos Aires elaborado por el Banco Provincia, registró en agosto una caída mensual del 1,4%.
Después de la caída de los primeros meses de la gestión de Javier Milei, la actividad tocó un mínimo en abril de 2024. Allí arrancó una recuperación que se extendió hasta febrero de 2025. Tras una baja en marzo y un nuevo rebote en abril a partir de mayo, la actividad comenzó a retroceder.
La consultora ACM detalla que entre febrero (pico de actividad durante 2025) y el mes de análisis, la economía se retrajo 1,5% en términos desestacionalizados.
«La decisión del gobierno de priorizar la desinflación en el corto plazo, en un contexto de incertidumbre habitual dado el escenario preelectoral, podría limitar el dinamismo económico en el margen. Sin embargo, en un horizonte más amplio, la consolidación del proceso de estabilización macroeconómica y el eventual desarme de las restricciones cambiarias remanentes podrían favorecer una reactivación más sostenida de los principales motores de crecimiento, como el consumo y la inversión«, apuntó ACM.
«Indicadores de avance de agosto no permiten asumir una mejora de la actividad. La decisión de impulsar una fuerte suba de tasas, para moderar presiones cambiarias que pudieran trasladarse a precios en la previa a las elecciones, tuvo impacto en el crédito, principal driver de la recuperación de los últimos meses de 2024″, señaló LCG.
«Además, la creciente incertidumbre por el desmanejo económico permite pensar que eventuales decisiones de consumo (durable) o inversión fueron postergadas. Y en lo relativo al consumo masivo, el congelamiento de los salarios (con el gobierno evitando homologar paritarias con aumentos superiores al 1% mensual) sigue imponiendo un freno», añadieron.
«Con todo, seguimos estimando un sendero de creciente bajo, y volátil que difícilmente implique una recuperación sostenida y pujante en los próximos meses. Proyectamos un crecimiento en torno al 4% anual para 2025, que implica asumir un crecimiento marginal en los últimos meses del año a partir de la oportunidad que abre la asistencia del Tesoro de Estados Unidos y un desenlace electoral más favorable para el Gobierno. De todas maneras, medido diciembre/diciembre equivale a un crecimiento muy menor: del orden del 0,5% anual», concluyó LCG.