La IA avanza sobre procesos que dependían exclusivamente del trabajo humano. ¿Desaparecerán millones de empleos? Mitos y realidades de esta cuestión.
26/06/2025 – 10:01hs
Desde alarmistas que anuncian un apocalipsis laboral, hasta los que minimizan todo cambio. Cientos de pronosticadores vaticinan posibles futuros sobre el impacto socio económico del uso de IA.
Cada revolución tecnológica trajo incertidumbre. Durante la Revolución Industrial, muchos temían que las máquinas reemplazaran por completo al ser humano. Incluso hubo quienes proponían su destrucción. Sin embargo, el tiempo demostró que la tecnología no solo reemplaza, también transforma, crea nuevas tareas y modifica la forma de trabajar.
Hoy pasa algo similar con la IA. Lo importante no es entrar en pánico, sino entender qué está cambiando, cómo y en qué contexto.
No hace mucho, tecnologías como el blockchain o los contratos inteligentes prometían reemplazar por completo las formas tradicionales de contratar. Pero en la práctica, conviven. Algo parecido ocurre con la IA: no todo se reemplaza, sino se complementa.
Otro factor a tomar en cuenta es el entorno. Un auto eléctrico puede ser ideal en una ciudad europea, pero en países como Argentina, con territorios extensos, caminos difíciles y problemas en el suministro eléctrico, no siempre es una solución viable. El combustible fósil sigue siendo la mejor opción. Nuevamente sucede lo mismo con la IA: su utilidad depende del contexto, la infraestructura y los objetivos concretos.
Es cierto que algunos empleos van a desaparecer o cambiar profundamente. Pero también van a surgir nuevos roles, y muchos otros se adaptarán. De hecho, los primeros sectores golpeados por la IA fueron los tecnológicos, que hoy enfrentan un proceso de reconversión.
La clave está en cómo se implemente esta tecnología: si ayuda a hacer las cosas mejor, más rápido, más barato y sin perder calidad, será bienvenida. Si no, simplemente no prosperará en todos los ámbitos de negocios.
Cumplirá un rol clave la adaptabilidad de las sociedades comerciales y la articulación con los sectores que representen al mercado laboral, debiendo ser acompañadas las gestiones por una legislación inteligente.
En definitiva, la implementación de herramientas IA no es buena ni mala en sí misma. Depende de cómo se use, como se regule y se integren sus beneficios.