Potra y Mery Granados: las cantautoras rosarinas se presentan juntas en la ciudad

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Sofía Vitola, también conocida como Potra, y Mery Granados tienen en común algo más que ser dos cantautoras apasionadas por la canción. Son orgullosamente rosarinas. Con este universo compartido, y dos voces cautivantes que combinan muy bien, decidieron armar por primera vez una fecha juntas. Y aunque ambas viven en Buenos Aires hace mucho tiempo, eligieron Rosario para coincidir sobre el escenario. La cita es este sábado 26 de julio, a las 21, en el Centro Cultural Güemes (Güemes 2808).

Las dos artistas tienen trayectorias distintas, pero también algunas sincronías, como haber lanzado sus discos debut en 2017. Ese año, Potra estrenó su álbum homónimo, seguido por “Labio inferior” en 2023. Grabó un tercero en Uruguay y está por salir a la luz. Mery empezó con “Con las alas puestas”, siguió en 2019 con “10mil metros de felicidad” y a fines del año pasado mostró al mundo “Mery”.

Antes de llegar a la ciudad para compartir parte de estos recorridos, Vítola y Granados hablaron con La Capital y compartieron detalles de su presente y cómo llegaron a trabajar juntas. «Son dos shows diferentes en una misma noche», anticipó Potra.

Potra, en presente virtuoso

«Mi ciudad, mi casa, mi primer beso, mi primera facultad, mis primeros amigos, mi primera guitarra, mis primeros acordes y mis primeras melodías», dice Sofía sobre Rosario. La artista tiene un entusiasmo enorme por esta fecha que la trae una vez más al lugar que la vio crecer hasta los 20 años, cuando decidió instalarse en Buenos Aires, donde su carrera despegó.

«Estoy en un muy buen momento, la mujer que soy se parece mucho a la que soñé», dice con orgullo manso. La artista llegará al CC Güemes acompañada de una banda «de muchos años» a la que ama y admira. “Estoy rodeada de musicazos entre ellos otro rosarino, el guitarrista Nicolás Sánchez».

«Decime que sí, que sí me querés, decilo despacio, decilo otra vez; decímelo a mí, decíselo a él, gritáselo al mundo, que lo escuche otra vez», reza el estribillo de “Ninja”, una canción que escribió hace seis años pero que explotó junto con la serie “Envidiosa” ya que es el tema que la protagonista, Griselda Siciliani, le canta en un momento al personaje de Esteban Lamothe. «Me escriben de todos lados por ‘Ninja’, de la Argentina y del mundo. La verdad es que me pone re contenta que llegue a tanta gente».

Embed – POTRA – Ninja (Video Oficial)

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¿»Ninja» es la puerta de entrada para muchas y muchos que no conocen quizá tu música?

Sí, claro, puede ser. Lo de «Ninja» es bastante fuerte y está muy bueno. La hice hace años y perdura. «Todo dura un instante, para toda la vida», dice Spinetta en «Al ver verás». Y bueno, siento que hay algo de eso ahí.

¿Representa de alguna manera tu estilo a la hora de componer canciones?

Puede ser, porque esa canción dice mucho y para mí lo que se dice, la palabra, tiene un peso importante, muy importante. Hace unos días me reencontré con unos cuadernos de la adolescencia y ahí se ve cómo ponía todo lo que me pasaba en la palabra escrita, en el papel. ¡Escribía todo! Siento que pude atravesar un montón de momentos gracias a la palabra. Soy muy charleta, necesito verbalizar lo que me pasa. La escritura me emociona, me llega al corazón…siento que ahí existe un contacto muy directo. Lo mismo cuando la guitarra está cerca de mi cuerpo, esa vibración, que después aparece en las canciones… Hice dos años de Letras en la UNR y ese recorrido por la universidad pública me marcó mucho. Cuando terminás el colegio, a esas edad, sos una esponja, y aunque después yo seguí otros caminos eso fue importantísimo. Ninja es especial, y tiene la particularidad de haber estado en una serie con tanto alcance pero la verdad es que a todas mis canciones les tengo cariño y me han acompañado mucho.

Tus canciones tienen bolero, balada, pop, y la particularidad de que son pegadizas.

Ay, gracias. Lo que creo es que a todos nos pasa un poco lo mismo en cuanto al amor y los vínculos. Esa identificación, si sucede, es porque nada nos resulta tan ajeno cuando hablamos de las relaciones, en el sentido de que no somos tan especiales pero a la vez lo somos. Qué se yo, a mi me salvaron mucho las canciones y eso puede pasarle a otros, y está bueno.

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¿El amor por la música, viene de familia? (Joaquín Vítola, su hermano, es músico y actor, líder de la banda Indios, y su hermano Gonzalo fue el primero en traer una guitarra a su casa)

No a nivel profesional pero mi papá canta (le gusta mucho Serrat) y mi abuela me cantaba mucho, tangos por ejemplo. Tengo un tío que canta, un primo. La música estuvo siempre presente de alguna manera. Cuando nos íbamos con amigos de viaje, cuando nos juntábamos, había una guitarra, y yo absorbía eso cuando ni pensaba todavía dedicarme a la música.

¿En qué momento de tu vida sentís que estás?

En el que quiero estar. La mujer que soy se parece mucho a la que soñé. Siento como una paz, una tranquilidad relacionada con la madurez, con la maternidad que me encanta, con poder elegir. Sí, elijo. Es además un momento muy potente para las mujeres, por eso lo de Potra, lo de sentirte así frente a las cosas que van pasando en la vida. A las mujeres no toca remarla el doble, es cierto, pero me gusta ser mujer y el contacto con otras mujeres: mi mamá, las mamás de las compañeritas y compañeritos de Miel, mis amigas, las madres de mis amigas. Soy re fan de las mujeres.

¿Qué te acerca a Mery, además de Rosario?

Bueno, las dos tenemos mamás psicoanalistas que estudiaron en la UNR (se ríe), de allí seguramente también viene el rol transformador de la palabra. Y las canciones: somos dos rosarinas que hacemos canciones, que le damos mucha trascendencia a las letras, a la poesía que después se convierte en canción.

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Mery Granados, la hija pródiga

Aunque vienen de una familia con vocación artística y visibilidad mediática (para distraídos: su papá es el comediante y músico Pablo Granados y su hermano el conductor Migue), a Mery la destaca su talento más que su apellido. Empezó, como muchos otros artistas, haciendo covers en Instagram que llamaron la atención por la dulzura, la calidad y la versatilidad de su voz al interpretar temas de otras personas. A través de ese trabajo sostenido y cotidiano, fue construyendo un público fiel.

Varios años después, y con tres discos en su haber (más dos grabados en vivo), afirma su oficio de cantautora con una propuesta a la vez potente y sensible.

¿Cómo estás viviendo este presente de compartir en distintos escenarios el disco nuevo?

Estamos a full presentando el disco porque salió a fines del año pasado y me gustaría que mucha más gente lo escuche. Así que empezamos haciendo un ciclo de Jams, aunque no sean exactamente jams, al que le pusimos Mery Jam. Lo hicimos todos los sábados, con varios invitados por show. También hicimos cambios de formato de banda según la lista de invitados del día. Eso estuvo buenísimo. Vinieron un montón de amigos, como Benja Amadeo, Maxi Espíndola, Maia Reficco. Todos mis amigos talentosos, que por suerte tengo muchos. Después empezó la gira. Ya estuvimos en La Plata y vamos a ir a Córdoba, Neuquén, Rosario y después a España. A Rosario vamos con banda completa, pero estamos haciendo gira media acústica, porque me está copando esto de la intimidad con el público, estar cerquita, cantar a los ojos. Siento que mi publico re está para eso, así que mis conciertos son medio para eso. Pero a Rosario vamos con banda completa, que también está buenísimo, y el público rosarino es uno de mis favoritos. Me siento en casa siempre que voy.

Viviste muy poquitos años en Rosario, pero te identificás fuertemente como rosarina. ¿Cómo sentís que ese sentido de pertenencia se traslada a tu identidad musical?

Literal cuando me dicen porteña me enojo. Yo soy rosarina con orgullo. Aunque haya vivido muy poquitos años ahí, todos mis veranos iba a visitar a mi familia y sigo yendo. Me gusta mucho el público, salir a comer. Todo me parece un planazo en Rosario. Y creo que se refleja en mis canciones. Mucha gente me ha dicho, y yo también lo pienso, que tengo canciones muy rosarinas, de acordes raros, muy La Trova. Es hermoso que me hayan llamado para tocar con Rubén Goldín, que lo escucho desde que soy chica y siempre me encantó.

Embed – Mery Granados – Emoji de café

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Con las Jams y los shows en vivo con distintos formatos, fuiste probando distintos colores de las canciones. ¿Cómo trabajás esas diferentes versiones o facetas?

Siempre pienso que una canción termina de completarse una vez que la tocaste o la cantaste muchas veces en vivo. Por ejemplo, mi canción “Mariposas”, que es de las que más canta conmigo el público. Esa canción la grabé dos días después de hacerla, y era la primera vez que grababa un disco. No entendía nada, me paré ahí y canté. Salió hermosa y la amo por siempre, es de mis preferidas. Pero creo que la terminé de entender, de descifrar cuando ya la canté cuatrocientas veces. Porque al principio está muy fresca y después le vas encontrando matices, rulos vocales. Así que por eso creo que está bueno tocar las canciones en distintos formatos para encontrar cuál es la que te gusta más y saber cuál queda mejor en cada formato, a cuál le ponés todos los instrumentos o cuál la hacés solo con algunos. Para mí lo importante siempre es el corazón la canción, que suene lindo aunque tengas una guitarra o una banda completa.

En el disco colabora con Coti, otro rosarino, y Julián Baglietto, el hijo mayor de Juan Carlos. ¿Cómo llegaste a trabajar con ellos?

A veces pasa que hacés canciones y te das cuenta, por la producción o por la melodía, que re podría cantarla otro artista. Con Coti y “La fórmula casi perfecta” pasó así. A él lo conozco hace muchísimos años, desde antes de mi primer disco. Cuando estaban en auge mis videitos en Instagram cantando covers, le escribí porque sentía que “Vamos a ver”, un tema de mi primer disco, era re Coti. Me dijo que sí, fui a su estudio y cantamos, caradura total. Con Juli y “Todo lo que yo te amé”, que es la más folklórica de todas mis canciones, fue distinto. Yo estaba presentando “Emoji de café”, el primer single del tercer disco, y después abríamos el micrófono por si alguien se quería subir a cantar. Me acuerdo que fui al baño y desde ahí escuché a alguien cantando “Oración del remanso” de forma muy increíble. Volví, lo vi, y supe que tenía que hacer algo con él.

¿Cómo empezó el vínculo con Sofía y cómo surgió la idea de hacer un show juntas en Rosario?

Sofi me parece lo más y sus canciones me parecen hermosísimas. La invité a una Jam, cantamos «Ninja», quedaron muy bien nuestras voces juntas, y como somos las dos rosarinas nos copó hacer algo juntas en nuestra ciudad.

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