Ariel Holan apostó fuerte con jugadores ofensivos y ganó cuando Newell’s se enamoró del empate

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Es cierto que el clásico fue trabado, luchado, poco jugado y casi todo lo que pasó desprolijo. Fue decididamente ordinario. Con escasa situaciones frente a los arcos. Pero en esta medianía todo se resolvió con la genialidad de Ángel Di María, con un golazo inolvidable de tiro libre. Ahora bien, ¿fue casualidad el triunfo de Central? Para nada. Porque si hay un equipo de los dos que salió desde los vestuarios a ganar por nombres y posicionamiento fue el de Ariel Holan.

La formación de un equipo siempre es una declaración de principios. Y el Profesor Holan dispuso de entrada de cinco jugadores de corte netamente ofensivos. Ellos fueron Ignacio Malcorra, parado junto a Ibarra en la función de doble cinco; Ángel Di María, sobre la derecha; Jaminton Campaz, recostado a la izquierda; Enzo Copetti como mediapunta; y Alejo Veliz de faro de área.

Es cierto que sumar jugadores ofensivos no garantiza atacar más que el rival. Pero al menos hay jugadores con buen pie y con ambición para intentar desequilibrar en el área de enfrente.

El rendimiento de los futbolistas de ataque de Central

Malcorra tuvo un partido correcto con la pelota al pie, siempre replegado, le quedó lejos el arco, pero jugó con oficio. Ángel Di María intentó siempre por la derecha, le costó progresar en la gambeta y tuvo un duelo aparte con Ángelo Martino. Hasta que lanzó el tiro libre formidable que le puso el moño canalla clásico.

Enzo Copetti, en tanto, hizo un trabajo de desgaste, no contó con chances de gol, pero igual siempre cuerpeó con los zagueros leprosos.

Jaminton Campaz por la izquierda intentó romper por la línea y varias veces desbordó a Alejo Montero, aunque a los centros le faltó un poco de precisión. Pero fue una amenaza permanente.

Y el único faro ofensivo fue Alejo Veliz, que lidió con la muralla leprosa de cinco hombres, exigió cuando pudo darse vuelta y en una ocasión le quemó las manos a Espínola.

Con este dispositivo Holan lanzó al ataque a su equipo. Sabía que al ser local tenía también el plus del empuje de los hinchas.

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Central cada vez más adelantado

Y a medida que avanzó el partido, Central fue paulatinamente jugando cada vez más tiempo en el terreno del rival, aunque le costó mucho tener profundidad.

La única vez que quedó mal parado en el retroceso fue cuando lanzó un gran pelotazo largo Martín Fernández a la espalda de Carlos Quintana, Cocoliso González ganó en velocidad y frente a Jorge Broun le dio con más fuerza que dirección para levantar el remate sobre el travesaño del arco de Regatas. Fue el único momento en que se paralizaron los corazones auriazules.

Después el planteo de Holan siempre fue más osado que el Fabbiani y por ello el golazo de Di María fue el premio a esa declaración de principios inicial que tuvo Central.

Ganó con lo justo, con la zurda de Di María

Con lo justo venció el Canalla, como se ganan los clásicos casi siempre. No le sobró nada. Pero Di María tuvo la precisión desde 25 metros que no tuvo Cocoliso debajo del arco.

Y así, por poner a más jugadores con vocación de ataque el triunfo premió otra vez a Central. Y Holan le ganó la pulseada al Ogro Fabbiani.

En el equilibrio de fuerzas de la tarde de Arroyito, el molde lo rompió el mejor: Di María.

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