El operativo de búsqueda de Fernando “Colo” Cappelletti, considerado uno de los delincuentes más peligrosos de Santa Fe, derivó en un violento y al parecer injustificado allanamiento a un centro de jubilados de barrio Triángulo, ajeno a cualquier actividad delictiva y sin ningún vínculo con el prófugo, pero que igual sufrió la intensidad y el rigor de la requisa que realizaron los efectivos de Gendarmería Nacional.
El incidente, que dejó a la institución con serios daños materiales muy difíciles de afrontar desde el punto de vista económico, presenta ribetes un tanto disparatados. El Centro de Jubilados y Pensionados “Vida Triángulo”, ubicado en Camilo Aldao al 2900, tuvo la mala suerte de haber estado comunicado hace algún tiempo a través de una puerta, que está clausurada hace 20 años, con el Club Social y Deportivo Triángulo, que tiene su frente por Amenábar al 5300.
Todo comenzó a partir de un dato erróneo o confusión que indicaba que Cappelletti se hallaba el miércoles a la noche en el club. Por eso se presentó allí Gendarmería para allanar la institución, pero el procedimiento tuvo una inesperada derivación en el centro de jubilados situado a la vuelta. “Empezaron un allanamiento en el club y pasaron al centro de jubilados, pero nosotros no tenemos nada que ver con el club. Son dos instituciones diferentes”, expresó Mirta, quien en diálogo con LT8, rememoró lo que le tocó padecer a la institución.
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“Ayer a la madrugada me llamaron de la empresa de alarma, porque detectaron movimientos en el interior de nuestro local. Por la hora y como somos todas personas mayores, nadie del centro de jubilados iba a ir al lugar. Entonces, les pedí que mandaran un móvil policial. A la 1.30, me volvieron a llamar de la alarma para decirme que estaba todo en orden, que el frente de Camilo Aldao 2958 estaba perfecto y que los ingresos al local no habían sido violentados. Los policías fueron, miraron a los alrededores y no había nada raro, todo estaba bien. Así las cosas, nos quedamos medianamente tranquilos. Digo medianamente, porque nos quedó la duda de por qué se activó la alarma”, señaló Mirta.
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La gran sorpresa se dio a la mañana, cuando un compañero del Centro de Jubilados llegó a primera hora para corroborar que todo estuviera en orden. “Esa persona abrió la puerta con normalidad, no estaba violentada, y apenas ingresó se encontró con las luces encendidas. Cuando empezó a recorrer el interior, halló puertas rotas, todo tirado por el piso, escombros, vidrios rotos. Tenemos un parrillero en la parte trasera al que le arrancaron una ventana. Todo estaba tirado por el piso”, rememoró Mirta.
Daños en el centro de jubilados
“Al principio, pensábamos que habían entrado a robar, pero nos pareció todo muy raro porque no se llevaron nada. Dejaron el televisor, las computadoras y otras casas de valor”, agregó. La dirigente contó que en la parte trasera del centro de jubilados hay una puerta que se conecta con el club Triángulo que está por Amenábar. “Pero esa puerta, está clausurada hace 20 años, inhabilitada, cerrada con cemento. Nosotros no tenemos nada que ver con el club”, añadió Mirta.
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La jubilada contó que después de hacer averiguaciones con vecinos del barrio, y mediante el intercambio de fotos en las que se veían móviles de Gendarmería estacionados frente al ingreso al club, llegaron a la conclusión que esa fuerza federal realizó un allanamiento en esa institución y que al detectar una puerta clausurada los efectivos decidieron violentarla y extender la búsqueda y la requisa en el Centro de Jubilados. Por eso se activó la alarma y la fachada del local por Camilo Aldao estaba intacta.
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“La gente del barrio dijo que Gendarmería llegó al club buscando Cappelletti, pero solo halló a gente comiendo un asado. Nosotros no tenemos nada que ver con el club. Somos instituciones independientes. Ahora, después de esto que pasó, el centro está recuperando su fisonomía pero hay que afrontar los costos, porque hay que reponer lo roto. Somos un centro de que trabaja para la comunidad y no tenemos nada que ver con lo sucedió”, subrayó Mirta.