Antonio Gasalla era íntimo amigo de Martín “Campi” Campilongo. Entre ellos fueron construyendo un vínculo muy sólido de largas tardes entre masitas, chimentos e ironías. Con el paso del tiempo, el personaje de Mamá Cora, emblema de Gasalla, quedó en sus manos. Actualmente la encarna en la versión teatral de Esperando la carroza, en la que también actúan Paola Barrientos y Valeria Lois. “Él ya no estaba bien cuando me llamaron para hacer Esperando la carroza. Me hubiera encantado compartir el proceso con Antonio, que me diga: ‘Ésta es la peluca, usala’”, confesó hace pocas semanas Campi en el programa Desayuno americano, que conduce Pamela David en la pantalla de América.
Durante ese encuentro se puso al aire una foto en la que aparecían los dos comediantes amigos. En un posteo de hace no mucho tiempo, Campi se dio cuenta que detrás de ellos dos había una imagen de Mamá Cora y se ocupó de resaltarlo en sus redes. “Nos juntábamos todos los meses a chusmear y divertirnos -contó durante el programa-. Antonio es hermoso, generoso…; yo lo extraño un montón”.
Cuando ya estaba mal de salud, Antonio Gasalla lo invitó a su casa como parte de esa rutina de amigos. Campi llegó, tocó el timbre, pero nadie respondió. A la noche hablaron. Gasalla no se acordaba que lo había invitado. La última vez que se vieron fue durante un partido de la selección de fútbol en tiempos del mundial. “Como ni a él ni a mí nos gusta el fútbol, nos juntamos a comer masitas”, narró el talentoso actor que está haciendo funciones en el teatro Broadway.
Durante el proceso de ensayo de la obra que dirige Ciro Zorzoli intentó hacer su propia versión de Mamá Cora. “Pero es tan genial lo que hace él que es imposible. Esa Mamá Cora es pura argentinidad. Yo intento arrimar lo más posible a lo que hizo Antonio, que es una genialidad. Yo aprendí un montón junto a él, sobre todo a ordenar el ojo agudo. Él tiene la misma exigencia que tengo yo. Yo no llego al canal y me dan la peluca, la preparo en mi casa. Es un trabajo muy artesanal lo que hacemos”, apuntó en tren de tender similitudes.
En el último tiempo se planteó varias veces ir a verlo. No lo hizo. Fue, también, una forma de preservar la imagen de aquel Antonio Gasalla que conoció, que admiró. Y fue, también, una reacción a sus propios miedos por no saber qué le podía pasar, reconoció sentado a la mesa del programa y con un indisimulable nudo en la garganta.
En la casa familiar de Campi estaban los casetes de Gasalla y Perciavalle que siempre escuchaban. Cuando Campi estaba haciendo la tira Los Roldán fue cuando se sumó Gasalla al elenco. Sin poder creerlo, venció su timidez y fue a su camarín. “Te sigo toda las carrera”, le dijo. Rápido de reflejos, su venerado interlocutor le aclaró que él era el que seguía su carrera y se largó a nombrarle a sus personajes ante un Campi que no podía entender todo aquello.
Al tiempo, Gasalla lo dirigió en Campi, el unipersonal. Iba a su casa de Colegiales, subía los tres pisos por la escalera y así fue como le cambió toda la idea de ese espectáculo sin cobrarle un centavo y sin que figure en los créditos. “Él estaba invirtiendo en una amistad. Hay algo que vale mucho más que la plata, que es la amistad. Yo no sé si él era consciente, pero no me lo voy a olvidar nunca. A la plata te la gastás, pero lo que él alimentaba no te lo olvidás nunca”, apuntó en un reporta publicado en Clarín. La obra duró unas cinco temporadas. Una de las noches mientras hacía función en una sala de Palermo fue a verlo Carlos Rottemberg, quien terminó llevándolo a uno de sus teatros de la avenida Corrientes.
Cerca de allí es donde Martín “Campi” Campilongo cumple el rito de interpretar a su propia Mamá Cora. Seguramente, cuando el jueves tenga que hacerlo, la figura de Antonio Gasalla estará más presente todavía en el mismo escenario que ocupó el desaparecido actor junto a Carlos Perciavalle.
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